Cómo usar el control crucero de un coche
No cabe la menor duda de que el sector del automóvil está experimentando una gran evolución: cada vez son más los sistemas de ayuda a la conducción que realmente nos facilitan mucho la tarea a los conductores. Y es que los coches han evolucionado muchísimo en los últimos años en esta materia. Uno de los más usados es el regulador de velocidad automático, también conocido como control de crucero o cruise control.
Qué es el control de crucero de un coche
El control de crucero es un sistema que hace que un vehículo acelere o frene de forma que mantenga una velocidad establecida por el usuario. Este sistema nos ayuda a descansar nuestro tobillo derecho, especialmente durante los viajes.
Por ello, el regulador de velocidad es muy cómodo, pero además también nos puede librar de más de una multa de exceso de velocidad por despiste. Basta con seleccionar una velocidad dentro de los márgenes de la ley y despreocuparse. Pero no siempre conviene usarlo (más adelante profundizaremos en ello).
El control de crucero es un sistema que, aunque nos ayuda mucho, tiene un principio de funcionamiento muy básico. Cuando lo activamos y seleccionamos una velocidad, la electrónica simplemente se encarga de gestionar el acelerador para mantener dicha velocidad. Cuando afrontamos una pendiente y se detecta que el vehículo pierde velocidad, el control aumenta la carga para volver a estabilizarse en la que habíamos preseleccionado.
Cómo se desactiva el regulador de velocidad
Dicho todo esto, te explicamos cómo desactivar este regulador de velocidad inteligente. Para ello solo tenemos que pulsar el botón del volante que desactiva dicha función. Como es lógico, también se desactiva automáticamente con solo tocar el pedal de freno y, en los vehículos con caja de cambios manual, al pisar el embrague. Si por cualquier circunstancia de la circulación nos vemos en la necesidad de tener que acelerar más, simplemente volvemos a apretar el acelerador.
Cuándo utilizar el control de crucero y cuándo no
Lo ideal es activar el regulador de velocidad en vías rápidas (autopistas y autovías) en situaciones de poco tráfico. Ahí es cuando más partido podemos extraer del control de crucero, sea adaptativo o no, pues realmente podremos relajar nuestro pie derecho ya que no tendremos que estar desactivándolo y variando la velocidad prefijada constantemente.
Como comentábamos anteriormente, evitaremos multas de exceso de velocidad por despiste. También debemos tener en cuenta que, al mantener una velocidad estable, la lógica nos dice que podemos ahorrar combustible, pues si conducimos manejando el acelerador de forma tradicional variaremos más la velocidad sin intención.
Aunque el límite máximo de nuestras carreteras es de 120 km/h, puede ser que “algún día vayamos un poco más rápido” de lo debido, o que viajemos a Alemania y circulemos por algún tramo de Autobahn sin límite de velocidad. Mejor utilizarlo solo a velocidades “dentro de lo normal”, pues si vamos muy rápido recorremos muchos más metros desde que queremos desactivarlo hasta que lo hacemos y puede no ser muy seguro.
Por tanto, no debemos utilizar esta ayuda a la conducción cuando lo diga la lógica. Al conducir por ciudad estamos constantemente acelerando, cambiando de marcha, frenando, cambiándonos de un carril a otro, haciendo uso de los intermitentes, mirando por los retrovisores… Es decir, conducimos con cambios de ritmo y mucho más trabajo que en carretera abierta. Por ello, en estas situaciones es mejor olvidarnos del control de crucero. Es más, muchos modelos no dejan activarlo por debajo de los 50 km/h.
Si conducimos por carreteras de doble sentido o vías rápidas con bastante tráfico tampoco es recomendable usar el control crucero. Los cambios de ritmo son frecuentes, así como los adelantamientos y cambios de carril, por lo que tendremos un mayor control y más agilidad si prescindimos de su uso en estas condiciones de circulación.
En carreteras reviradas, como las que encontramos en los puertos de montaña, vamos acelerando y frenando constantemente, por lo que en este tipo de vías no tiene sentido activar el regulador de velocidad automático. Además, en estas carreteras la visibilidad es más reducida por la abundancia de curvas, por lo que nos podríamos encontrar un obstáculo con poco margen de reacción.
Y ahora que ya sabes todo sobre el control crucero, es el momento de dar el paso: si tu vehículo aún no cuenta con estos sistemas, siempre puedes renovarlo y comprar un Mercedes nuevo en la red de concesionarios oficiales Louzao Mercedes-Benz. Te asesoramos al detalle y podrás hacerte con el Mercedes de tus sueños, adaptado a tí.